De acuerdo con el reglamento de Taxonomía, para que una actividad se considere sostenible debe cumplir obligatoriamente con estos tres aspectos, que además, deben ser validados a través de una auditoría.
Debe contribuir a uno de los 6 objetivos medioambientales
1.Mitigación del cambio climático
2.Adaptación al cambio climático
3.Protección del agua
4.Economía circular
5.Prevención de la contaminación
6.Biodiversidad y ecosistemas
No debe causar un daño significativo al resto de los objetivos que no cumple o no contribuye (DNSH – Do Not Significant Harm)
Debe cumplir con las garantías mínimas sociales basadas en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Adicionalmente, para la verificación de los dos primeros puntos, es decir, la contribución a los objetivos medioambientales y la validación del no daño significativo, están definidos unos criterios de selección técnica que incluyen aspectos cuantitativos y cualitativos de obligado cumplimiento.
Actividades económicamente sostenibles
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